Leo con atención el programa (de 36 páginas) de Podemos, lo encuentro
muy socialdemócrata para estar sustentado por un partido, Izquierda
Anticapitalista, de orientación troskista, pero recoge con minuciosidad todas
las reivindicaciones de las Mareas y movimientos derivados del 15M. De hecho,
los “círculos” no son más que un revival
de las asambleas de indignados, ya en gran parte extintas al menos en la ciudad
de Sevilla. Aunque con la distinción de que entonces las asambleas no querían
líderes ni banderas y hoy aplauden calurosamente a líderes carismáticos, cuya
cabeza visible ha tenido durante meses una inusitada acogida en medios de
comunicación de masas y en programas de máxima audiencia, lo que no me parece
casual.
El programa socialdemócrata de Podemos no es más que una “carta a los
reyes magos” de niños que demandan al papá Estado que les salve de las garras
maléficas del Capitalismo, el discurso anticapitalista de la izquierda es ese:
el Capitalismo es malo y el Estado es bueno, el Estado nos va a salvar del Capitalismo.
Creo que la crisis iniciada en 2008 nos ha venido a demostrar que el Estado no
sólo no nos salva del Capitalismo
sino que salva al Capitalismo, a
costa de exprimir aún más a las clases populares. Recuerdo bien a Sarkozy,
entonces presidente de la república francesa, abogando por refundar el Capitalismo, desde aquellas infaustas fechas todos los Estados occidentales (en
cualquiera de sus formas, sea en el ámbito municipal, autonómico, nacional, o
supranacional, pues no me estoy refiriendo al Estado-nación) no han hecho otra cosa que refundar, reforzar,
apuntalar el Capitalismo, hundiendo en la miseria cada vez a mayor número de sus súbditos, pues
hasta de la condición de ciudadano con derechos no han dudado en despojarnos
para servir a los intereses de las élites, sí, capitalistas y también,
subrayemos, estatales, pues Capital y Estado forman un tándem de simbiosis
perfecta, yo te doy y tú me das, y ambos conformamos esa minoría hegemónica que
todo lo administra, que todo lo maneja, que todo lo controla.
¿Pero es factible el programa de Podemos? Los programas
socialdemócratas tuvieron su momento de apogeo en la Europa de la posguerra
hasta que a finales de la década del 70 fueron sustituidos por programas
neoliberales. Lo que alguna vez fue factible, podría volver a serlo, pero las condiciones en las últimas
décadas han variado. En primer lugar hay que tener en cuenta que la
socialdemocracia era el sistema perfecto con que el Capitalismo se maquillaba
-con la inestimable ayuda de los Estados- de manera suficiente como para contrarrestar la
amenaza comunista del otro bloque hegemónico que hoy por hoy no existe. Europa
entonces era aún una potencia económica
de primer rango, lo que ya ha dejado de ser, oscurecida por las llamadas
potencias emergentes, y no puede competir con éstas en eso que llaman
competitividad, es decir en las condiciones penosas de explotación de la mano
de obra.
Seamos ingenuos por un momento y pensemos que los que hoy ostentan la riqueza
y el poder absolutos: el capital financiero, las empresas multinacionales, los
Estados que legislan positivamente para que éstos sigan recogiendo beneficios
sin fin y con ello continuar nutriéndose, están dispuestos a compartir parte de
esos beneficios con las clases populares ya sea en forma de Estado de
Bienestar, o en forma de incentivos al consumo, sólo en ese caso sería factible
un programa socialdemócrata, si el sistema vigente necesita recurrir a ello
para subsistir, sin duda lo hará y volveremos a la Europa de los estados
sociales, pero si no necesita recurrir a ello para subsistir seguiremos
padeciendo los recortes neoliberales. Lo que votemos o no las mayorías es
secundario, aunque preferirán que votemos a favor de los intereses del sistema
vigente y medios tienen a su alcance para lograrlo.
El papel de las izquierdas en este país todavía llamado España viene
siendo el de reconducir el descontento popular hacia rediles donde éste sea
manejable, si echamos un vistazo hacia atrás vemos como en la Transición el PCE
traicionó a la resistencia antifranquista, por no hablar de quienes han
gobernado durante mayor número de años, el PSOE, que de manos de su carismático
líder Felipe González no tuvo remilgo en desechar el marxismo si esto le
aseguraba el poder, y sabemos que se lo aseguró a todos los niveles. Aquel
líder carismático que entonces vestía traje de pana, hoy es un plutócrata de
puro habano al que solo falta la chistera para completar la imagen clásica de
potentado de viñeta. Qué será de aquí a unos años de los líderes carismáticos
de coleta de hoy en día. No porfiemos a los oráculos. Centrémonos en el
presente. El líder de coleta, profesor universitario, se dio a conocer mucho
antes de la campaña electoral, en medios de comunicación alternativos, primero,
y después, y durante muchos meses consecutivos, a través de medios de gran
audiencia que ¡ay, coincidencia! pertenecen a grandes corporaciones no sólo
mediáticas sino financieras y de la gran empresa multinacional ¿Casualidad?
Creo poco en ese tipo de casualidades, ser invitado como contertulio de los
programas destinados a crear el estado de opinión de los millones de
televidentes diarios requiere cumplir con unos requisitos que pasan por ser
apologistas del sistema, cuando no, para crear sensación de debate, ser
antisistema de salón, que es lo que viene siendo el señor Iglesias, eso sí con
un engolado tono universitario que le hace aparecer como el repelente niño vicente de la izquierda, inenarrable el momento estelar en el que en mitad de una
de esas tertulias desafió a su oponente, el inefable Marhuenda, a contrastar
con él su expediente académico, lleno de matriculas de honor, como corresponde
a las generaciones más preparadas de la historia de este país, faltaría más.
Pero los medios de comunicación de masas, y cuando los mencionemos no
debemos olvidar nunca quienes son sus dueños y a quienes sirven, no se han
limitado a dar a conocer con antelación al líder de esa nueva iniciativa
llamada Podemos, sino que una vez cosechados, gracias a ellos, un magnífico
resultado en las elecciones europeas, continúan haciéndoles la campaña para la
próxima cita electoral. Hace seis meses que no enciendo el televisor pero ayer
lo encendí a la hora de máxima audiencia, cinco días después en varias cadenas
estaban hablando al alimón de la citada iniciativa electoral, en las más
escoradas a la derecha, intentando denigrar, bien, cuanto más llaman
antisistema al líder, más consolidarán el voto de la izquierda en torno a él. En las más centradas ideológicamente, esto es la cadena estatal 24Horas,
arguyendo contra él argumentos melifluos e inconsistentes, como de
perdonavidas.
En los “círculos”, como antes en las asambleas del 15M, hay mucha buena
gente, bien intencionada, que quieren luchar por un cambio cierto, pero no sé
si esta buena gente será conducida hacia rediles manejables por el poder a
través de iniciativas ilusionantes como Podemos, no sé si Podemos nos conducirá
a todos en una cabalgata de la ilusión hacia un sistema renovado, tal vez con
reformas constitucionales, tal vez con repúblicas sobrevenidas o con izquierdas
de nuevo cuño, frentes populares mediante, que una vez en el poder se olviden
de las promesas y digan diego donde dijeron digo, como tantas veces ha
ocurrido, si así resultara ser el sistema una vez más hubiera utilizado a las
izquierdas para regenerarse y éstas hubieran utilizado al sistema en beneficio
de unos pocos, de una nueva élite. Si el nuevo “frente popular” que se atisba
en el horizonte electoral, resultara ser ciertamente combativo con las elites
mandantes, posibilidad ésta altamente improbable, cuánto tiempo tardaría la
oligarquía en sacar los tanques a la calle como en el 36, pues una vez no
resulten útiles las izquierdas serán desechadas como pañuelos de papel y la
seudo-democracia de hoy sería mañana una dictadura sin mayores miramientos.
El 15M
supuso, al menos para una parte de quienes participamos en él, una posibilidad
de pensar en un cambio futuro, cierto, verdaderamente antisistémico, esto es,
ante todo, un cambio profundo en el sistema de valores, imprescindible para
acabar con la dominación del Capitalismo, pues diariamente nos vestimos de Capitalismo cuando a lo que aspiramos es a consumir más. Cuando nos
desentendemos de la gestión de nuestra salud, de nuestra educación, de nuestras
viviendas y las dejamos en manos de gestores del Estado, esos que no miran más
que por la perduración del sistema, nos comportamos como niños que demandan al
padre protección y que nunca se harán cargo de sí mismos, tal vez nadie quiera
crecer, todos queramos permanecer en un reino de Jauja muertos de risa con tal
de que nos den el “soma” que nos haga obligadamente feliz como en el país que
imaginó Huxley. Ya sé que las consecuencias de la llamada crisis o estafa, se
está cobrando muchas víctimas, pero por más que demandemos justicia al sistema
éste es por definición injusto, parcial, arbitrario, sirve a una oligarquía,
hoy es una mañana puede ser otra, a menos que vayamos sembrando un mundo
distinto que tal vez aún ni seamos capaces de imaginar. Personalmente, prefiero
intentar imaginar un mundo distinto y dedicar esfuerzos a ello que perder
energías en demandar justicia a un sistema que es injusto por definición.